lunes, 30 de enero de 2012

Esos grunges aussies

Recuerdo una vez que íbamos unos cuantos músicos de Caravaca andando por una localidad de la provincia de Alicante, no recuerdo su nombre. Habíamos ido a reforzar a una banda en un desfile y nos dirigíamos a donde tendría que dar comienzo éste, ataviados con camisa blanca, pantalón negro de pinza, zapatos y cada uno con su instrumento, como dicta el protocolo. De repente, un coche se paró a nuestro lado y su conductor preguntó, en un perfecto acento valenciano: “Sou vosaltres de la banda de Sax?” (“¿Sois vosotros de la banda de Sax?”, por si hay alguien de la LOGSE). Mi gran amigo Jerónimo reaccionó antes que nadie, contestando con otra pregunta, pero esta vez en un perfecto acento murciano: “¿Ehque hablamoh nosotroh como loh de Saaaaahhhhh?”. Debió bastar como respuesta, porque el conductor volvió a subir la ventanilla y se perdió por las calles del pueblo, dejándonos a nosotros con una anécdota para recordar cada vez que visitamos la Vega Baja.

Supongo que algo parecido les pasaría al grupo que esta semana nos ocupa. Formados en Sydney en el año 2000, se les podría haber ubicado en el Seattle de 1990, pero no era tal la época ni tenían el acento. En su disco de debut de 2002, Highly evolved, mostraban una clara influencia del grunge, siendo comparados con Nirvana multitud de veces, algo completamente comprensible. No se limitaban a citarlos como influencia, si no que llevaban su legado hasta donde nunca había estado sin ser una copia barata. En los discos siguientes desarrollaron un sonido propio sin renunciar a sus influencias, transportándonos a los oyentes a esos noventa en que la desgarrada voz de Kurt Cobain era lo que dominaba la radio, y la Generación X tomaba las calles.

Ahora publican Future Primitive y he de decir que lo han vuelto a hacer. Todavía habrá que esperar a que The Vines saquen un disco malo. Este álbum, el quinto ya de su carrera, tiene todo lo que esperabas de ellos pero mejorado, quizás un poco sutilmente, lo que hace que en la primera escucha te suene igual que los demás. Como pasa con los buenos discos, va entrando poco a poco. Desde el grito inicial, que seguro que a todos nos ha asustado, van descargando canciones que incluyen lo mejor que el grupo sabe hacer. Algunos ejemplos serían Leave me in the dark, una balada muy a su estilo, Cry o la salvaje Weird animals, pero el disco entero tiene algo que te dice que van por buen camino. Un gran álbum sin duda alguna.


Fue una gran alegría descubrir a esta banda, recuerdo que fue gracias al primer single de su tercer disco, Anysound. Desde entonces cada nueva publicación que han hecho me ha cautivado y he podido observar su evolución desde el grunge más de la vieja escuela a un sonido garaje que muchos quisieran. Estos jovenzuelos lograron con el nuevo milenio recién estrenado destronar a Silverchair como reyes del grunge australiano (aunque si escuchamos sus últimos trabajos creo que ellos solos se cayeron). Las últimas noticias dicen que el vocalista, guitarrista y compositor principal, Craig Nicholls, ha desmantelado la banda quedándose él solo con el nombre The Vines, así que ya veremos lo que pasa en el futuro. De momento nos han vuelto a dar otra alegría, pese a que no son de donde parecen, igual que nosotros no éramos de Sax.

Marcos

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